Las ondas de choque actúan sobre el dolor de forma fisiológica.

Las ondas de choque normalizan las fibras A-delta de conducción rápida del dolor, con lo que permiten la inhibición por segmentos de aferentes nociceptívos crónicos. Activan el riego sanguíneo y la vascularización, lo que conlleva a la generación de nuevos tejidos conjuntivos. El tejido tendinoso degenerado, queda renovado y tensado por fibras tendinosas nuevas.

Tratamientos con ondas de choque en:

• Tendinitis calcárea.
• Depósitos calcáreos.
• Entesoptia del tendón supraespinoso.
• Fascítis plantar – espolón calcáneo.
• Rodilla del corredor.
• Patología del tendón rotuliano.
• Síndrome de estrés tibial.
• Aquilodinia – espolón calcáneo dorsal.
• Epicondilitis humeral radial.
• Epicondilitis humeral cubital.
• Irritación de la fascia lata en el tubérculo de Gerdy.
• Tendinopatía del trocánter.
• Irritación del tendón peroneo.
• Endurecimientos musculares “sobrecarga muscular”.